Parashat Ha-Shavua: Vaikra - ויקרא
Texto y comentario del Rab. Ari Oliszewski
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Mantener vivo el pequeño santuario, es una actividad que nos incumbe a todos
Esta semana comenzamos a leer el tercer libro de la Torá, Sefer Vaikrá, también conocido como Torat Cohanim, el cual está basado en una descripción de cómo debían ser y en que mediad se debían llevar a cabo los Korbanot (sacrificios). Todos estos sacrificios, eran utilizados para lograr un acercamiento mayor a D´s, ya sea por un agradecimiento que las personas debían hacer, un pedido, arrepentimiento, o bien por alguna trasgresión, entre otros. Los Korbanot en sí mismos exhalaban un aire de espiritualidad único, puesto que debían llevarse a cabo en el Mishkan, lugar que no solo irradiaba espiritualidad por sí solo, sino que también no había que olvidarse, que había sido construido por el pueblo.
En este santuario, fueron realizados los sacrificios a lo largo de toda la travesía por el desierto, y así fue que con el paso del tiempo, y una vez ya ubicado el Pueblo Judío en la Tierra de Israel, fue necesario construir otro santuario para poder continuar con estas prácticas.
Después de varios años de habitar en Israel, se construyo el Sagrado Templo de Jerusalem, lugar donde nuevamente se pudo volver a los Korbanot, y la actividad de los Sacerdotes, volvió a tener su importancia fundamental, como base legislativa y espiritual para el pueblo.
Sin embargo, como es bien sabido, el Sagrado Templo de Jerusalem fue destruido dos veces, y hasta el momento, no se ha construido uno nuevo. Tal vez sea como sostienen algunos, hasta la llegada del Mashiaj, tal vez porque con el paso del tiempo, los grupos de judíos dispersos por el mundo, han construidos pequeños santuarios, los cuales encontramos en nuestras comunidades.
Es cierto, que hoy en día, Korbanot no se realizan, pero los mismos fueron reemplazados por las Tfilot que rezamos a diario.
Estas Tfilot, son nuestros elementos guías para que podamos tener un encuentro y acercamiento a nuestro Creador. Es justamente, al igual que los sacrificios que se realizaban en el Mishkan y en el Sagrado Templo de Jerusalem, que la Tfilá nos ayuda a entrar en contacto con D’s.
Si queremos pedir por salud, trabajo, paz, o el deseo que tengamos, sabemos que existe la Tfilá para poder solicitar aquello que tanto anhelamos. Si nuestra intención es hacer un agradecimiento, o bien alabar a D’s, también la Tfilá, nos sirve como el medio para lograrlo, y así llegar hasta donde queramos. Claro, como siempre, es una cuestión de fe, en donde confiamos en que nos escuchan y nos responden.
Obviamente la pregunta que sigue es: cómo puedo estar seguro que me escuchan y que comprenden lo que yo intento alabar, pedir, o agradecer?
Cuentan nuestros sabios, que D’s escucha a todas las personas que tienen ganas de contactarse con El. Solamente es necesario tener las ganas de hacerlo.
La respuesta a como se si me escucha, o bien como me doy cuenta si entendió mi pedido, es un tanto difícil de dar. Sin embargo estoy seguro que así como ocurría en la época del desierto, D’s escuchaba y guiaba al pueblo, y el pueblo gracias a su fe en El, salía adelante, crecía, progresaba y avanzaba en sus proyectos.
Hoy en día, nosotros no tenemos ni el Mishkan, ni los Korbanot de esa época. Sin embargo nuestras Sinagogas siempre tienen las puertas abiertas, tanto para que podamos elevar nuestras plegarias, como así también para poder ser parte en la construcción diaria de la “Vida Judía”, que tanta falta le hace que la fortalezcamos, y trabajemos por su continuidad.
Quiera D’s que en este Shabat Kodesh, anteúltimo Shabat antes de Jag HaPesaj, podamos encontrar en nuestras plegarias, la conexión con D’s, y así incorporar dentro de nuestros pedidos sinceros, que se nos otorgue una bendición de continuidad y transmisión de nuestra “Vida Judía”.
Claro, D’s puede ayudarnos e inspirarnos en nuestro accionar, sin embargo, la tarea está en nuestras manos, y solo nosotros podemos lograrlo. Tan solo es cuestión de poner manos a la obra, y decidir si queremos mantener nuestros santuarios vivos.
La decisión la tenemos nosotros. Solamente hay que decidir qué camino queremos tomar.
Rab. Ari Oliszewski